PARA MÍ EL INSTITUTO FUE GENIAL

LAURA QUERO

mariajesusblazquez.com-floreternaPara María Jesús, con cariño

Estuve en el Instituto Félix de Azara  de los años 1980 a 1984, sino he contado mal, ahora tengo 44 años. Recuerdo esos años como buenos… si ,muy buenos, creo que para mí significaron años de libertad , de abrirse ante mi  puertas y ventanas de colores  , de mostrarse ante mi un gran mundo que descubrir y explorar, me sentí años después mucho mas castrada y frustrada en la universidad.

Yo procedía de un colegio nacional, muy marcado por el franquismo, un colegio antiguo, con un profesorado todavía mas antiguo, en donde no me sentía valorada como persona, todo eran normas, hacer fila, aprender labores, recitar el catecismo y estar en silencio, siempre he sido buena estudiante pero eso no importaba demasiado, supongo que lo único que se esperaba de mí en aquellos años era convertirme en una esposa sumisa y una buena ama de casa.  Después de  morir franco ya en sexto de EGB, llegó una profesora diferente al colegio, con ideas innovadoras y se presentó ante mi la idea de seguir estudiando algo mas que la EGB y quizá poder tener una profesión…en mi familia cercana nadie había estudiado, ni había ido al instituto, a los 14 años lo normal era ponerse a trabajar…. (En mi familia digo)

Para mí,  el instituto, fue genial, era una maravillosa oportunidad, me parecía que tenía tantas cosas por aprender, todo me resultaba fascinante, interesante,  era un instituto nuevo, moderno, con un profesorado joven, con ideas frescas, atrayentes, renovadas, seguro que había  más de un «carca», pero me quedé ¡por suerte!, con aquellos que me dieron alas, que me hicieron creer que todo era posible , que me enseñaron que había un mundo mejor, mas libre, con mas oportunidades, en el que todos teníamos nuestro lugar, en el que todos éramos valiosos e importantes, recuerdo esos años en que llegue a pensar que podría llegar a ser una gran científica o filósofa, ¡ja, ja, ja! …ni siquiera creía en aquellos años que por ser mujer tendría algunas que otras dificultades…Eran los años de la transición, llenos de cambios… ¡Libertad, igualdad, fraternidad! Años después, este giro tan brutal me traería otras consecuencias: mucha exigencia profesional y personal, este modelo de supermujer actual tan gastado, la dualidad mujer-objeto de producción, pero  en aquellos años,  recuerdo con agrado, fue  importante para mí, mi trabajo y entusiasmo eran valorados, supongo que aumentó mi autoestima, aunque en aquellos años no se hablaba de  la autoestima ¡ja¡

Cuando hablo con mi hija de 16 años, de esa época, se asombra de que le diga que me encantaba ir al instituto, y de que me acuerdo más de los profes, que de los alumnos, y  además con agrado.

Recuerdo a  Pedro, de mates era genial, muy tímido, siempre me animaba a levantar la mano y preguntar ,no le molestaba, hasta el profe de física, que era huraño, me alentaba con mis dudas  a participar y se reía conmigo, los recuerdo con cariño, pero en especial recuerdo a mi profe de biología «Su», sé que me marcó en aquellos años, siempre que tengo oportunidad se lo digo y se lo agradezco, llegaba a casa y me ponía a estudiar en voz alta su asignatura imitando su voz y su entonación, me encantaba la asignatura y también la profe, era sincera, jovial, alegre,  entusiasta, cercana. No recuerdo frases ni hechos  concretos,  quizá  dibujaba la mitosis y la meiosis en la pizarra, o pintaba los protozoos , quiero recordar, pero lo que no he olvidado es su entusiasmo, su alegría ,su vestido de colores , es que no sé como lo contaba, pero me llegaba hasta dentro ,que me creía lo que contaba ,vaya, con esa luz que salía de ella, de sus ojos, de sus gestos, recuerdo, que también me dio geología, y hablaba de los ibones ,los circos y glaciares del Pirineo, con un entusiasmo que parecía que estaba yo, allí ,paseando y contemplando la belleza y la maravilla del paisaje, fruto de la erosión, de los plegamientos ,escuchando el crujir de las rocas, vislumbrando las fallas..,recuerdo una canción de ibones y tritones…vagamente

Yo no estuve en el grupo de montaña del instituto, los fines de semana tenía que ayudar en casa, en el negocio familiar y no iba de excursión, pero  deseaba con todas mis fuerzas conocer esas montañas, quizá por eso ahora vivo aquí,  en el Pirineo, me  encanta ver cada día Collarada  y la Peña Oroel  desde mi casa.

Tengo un grato recuerdo del instituto, quizá tuve suerte, seguro que a veces teníamos que memorizar cosas absurdas para cumplir con el temario, quizá  el año mas soso fue COU, te asustaban con el tema de la selectividad, esto hace que pierdas el entusiasmo por aprender, las ganas de cuestionarte las cosas, de dudar y de pensar, pues tienes que ajustarte a un modelo para ser apto o no apto, esto es lo que me ocurrió a mí después, en la universidad, y lo que  suele  ocurrir  generalmente en la educación, pero yo no tengo esa sensación de los años de instituto, ni siquiera en COU. Esta sociedad tan competitiva hace que se pierda el interés por discernir, discutir, cuestionar, y pensar, creo que si al alumno se le contagia de curiosidad sería fácil que luego pasara un examen básico como la selectividad:

Cuando acabé el instituto, mis padres me apoyaron para que siguiera estudiando, yo quería estudiar ¡cómo no ¡ Biología, pero no me podían costear los estudios en otra ciudad,  y  me dijeron que eligiera algo que pudiera hacer en casa, mi ayuda en casa ,aunque poca ,era importante, así que ,aún no sé muy bien como, acabé en Medicina, era interesante conocer como funcionábamos por dentro, pero estos fueron años duros para mí, no encajaba, me decepcionó el método y el contenido, no sabía  si  realmente me gustaba esa carrera y así seis años ¿ qué era lo que me falló?, saqué la carrera sin asistir a clase y siento que no aprendí mucho, la verdad ,perdí la ilusión y las ganas de aprender.

Los últimos años de carrera estaban orientados a pasar test para opositar y sacar el MIR, aprender a contestar  preguntas  de forma automática para conseguir una plaza, que en aquellos años solo conseguían uno de cada seis, me sentía un borrego, una marioneta, y mis ideas de libertad del instituto se esfumaban, volvía a aparecer ante mi una sociedad clasista y de élite que aceptaba  solo un modelo médico.

En mi búsqueda utópica de que era posible hacer  medicina sin pasar por el aro, (examen MIR) conocí a un médico naturista excepcional, que me enseñó a amar la medicina confiando en la «vis natura medicatrix», la fuerza  de la naturaleza que  lleva a  los seres vivos a buscar el equilibrio  perdido en la enfermedad, esto coincidía más con la biología que yo amaba en el instituto, con el respeto y confianza  en la vida. Y en esta búsqueda me encontré con la fuerza de mi naturaleza femenina y  formé una familia , gocé de mi maternidad , me olvidé de mi profesión y mis estudios universitarios , me refugié unos años en el campo, en los bosques y en las montaña, viví con gentes diferentes ,crié a mis hijos a mi manera y cuando sentí que tenía que salir de la guarida con mis cachorros y darles a conocer el mundo a ellos, tuve que aprender  a presentarles el mundo competitivo y hostil con entusiasmo y alegría, a mostrarles las maravillas que se esconden en él, a  contagiarles la inquietud por aprender de todos y de todo,  a  enseñarles lo diferentes y valiosos que somos , a confiar en la vida  y a sentirse afortunados .

Después de terminar la carrera he pasado años  buscando mi sitio, trabajé con toxicómanos, he vivido de hospitalera en un pueblo abandonado  del Camino de Santiago,   he sido la sustituta muchos veranos de  otros médicos, he hecho montones de guardias médicas  siempre en festivos, he estudiado música, homeopatía, ingles y he preparado el Mir  dos años por lo menos, pero sobre todo me he dedicado a  disfrutar de mi familia y a acompañar a mi  compañero en su camino

Actualmente  desde hace unos 7 años trabajo en una Residencia de Ancianos, soy el médico que les acompañará en los últimos años de su vida y en el momento en que la dejen, me gusta  acompañar en esta etapa de la vida, se completa un ciclo en la naturaleza, pero a veces siento que no respetamos  lo suficiente a estas personas que  han recorrido un largo camino hasta llegar aquí, ¿respetamos sus creencias, sus deseos, sus ideas, su forma de  vivir, su forma de morir? ¿Confiamos en ellos, en su sabiduría?

Trabajo solamente media jornada, el resto del tiempo lo dedico a cuidar y disfrutar de mi familia, tenemos tres hijos, me encanta salir a correr por los alrededores  degustar el silencio y la majestuosidad de las montañas, tirarme sobre la tierra húmeda, olerla y dejarme embadurnar por ella, mientras observo los colores en el cielo, y esto  afortunadamente lo puedo hacer casi a diario.

Mis sueños, esto es lo más difícil

  • Sueño con que las personas nos amemos, aceptemos y respetemos a nosotros mismos así estaremos en disposición de amar,  aceptar y ayudar  al que nos lo pida.
  • Sueño con una vida más sencilla, la vuelta a la tierra, a las semillas, a cultivar alimentos limpios,  a la cooperación entre los miembros de la tribu, a las reuniones en círculo alrededor del fuego, contando bellas historias, en un mundo de paz, sin guerras, de suaves susurros.
  • Sueño con padres que eduquen a sus hijos en el respeto y el reconocimiento de los demas y que amen demasiado a sus hijos, para que estos hagan lo propio con las suyos y esta red de amor sea imparable
  • Sueño con que soñemos más con ser mejores personas, que busquemos dentro de nosotros la luz y el amor, la bondad que todos tenemos dentro, y así solo se nos ocurriran buenas ideas para hacer un mundo mas justo e igualitario.
  • Sueño con que todos tengamos ganas de acabar con la miseria, la desigualdad, la explotación, los abusos y la violencia y no seamos solo unos pocos.
  • Sueño con un planeta que emerge de un mal sueño, con rios y torrentes de agua cristalina, con océanos  llenos de coral,  peces globo y ballenas, bosques de altos y robustos arboles, llenos de animales, montañas de color ocre, llenas de abundancia para todos.
  • Sueño con la abundancia suficiente, si somos sencillos y respetamos a la tierra ella tiene para todos.
  • Sueño con un mundo con más poesia, música, danza y literatura.
  • Sueño con comprender que el mundo que puedo cambiar es muy pequeño y lo tengo muy
  • Sueño con que siempre haya personas que nos inviten a soñar

22 de enero de 2011

NOTA. En la actualidad, Laura Quero, trabaja como Médico de Familia. Aprobó el MIR con excelentes resultados y pudo elegir la especialidad.